Podemos mencionar dos tipos de fibras musculares: las tónicas y las fasicas. Cada una de ellas reacciona de forma diferente ante la disfunción: las fibras tónicas tienden al acortamiento, a la hipertonía, a la disminución de la flexibilidad, y por ende a la rigidez causada por la proliferación del tejido conectivo. Mientras que las fibras fasicas tienden al alargamiento, relajación, hipotonía y disminución de su elasticidad. Por todo lo antedicho, ambas fibras pierden fuerza.
La rigidez de los músculos estáticos genera deformación, desviación o falta de amplitud articular, ya que el acortamiento de los mismos comprime las articulaciones. Es por esta razón que el stretching es de vital importancia.
El modelo de unidad miotendinosa propuesto por Hill, considera tres grandes componentes anatómicos: elementos contráctiles (miofilamentos de actina y miosina), elemento elástico en paralelo (capas conjuntivas) y elementos elásticos en serie (tendones, estrías Z, sarcoplasma). Cuando se ejerce un esfuerzo constante de tracción sobre la unidad miotendinosa, se observa un alargamiento que afecta casi exclusivamente al componente contráctil, el más extensible. La amplitud del alargamiento depende directamente de la fuerza de tracción aplicada a la unidad miotendinosa.
Dependiendo de la intensidad de esta fuerza externa de tracción, los últimos instantes de fase de alargamiento pueden implicar también a los extremos tendinosos. Para que esto ocurra, primero se deben de agotar las reservas de alargamiento del componente contráctil y de sus capas conjuntivas.
La rigidez de los músculos estáticos genera deformación, desviación o falta de amplitud articular, ya que el acortamiento de los mismos comprime las articulaciones. Es por esta razón que el stretching es de vital importancia.
El modelo de unidad miotendinosa propuesto por Hill, considera tres grandes componentes anatómicos: elementos contráctiles (miofilamentos de actina y miosina), elemento elástico en paralelo (capas conjuntivas) y elementos elásticos en serie (tendones, estrías Z, sarcoplasma). Cuando se ejerce un esfuerzo constante de tracción sobre la unidad miotendinosa, se observa un alargamiento que afecta casi exclusivamente al componente contráctil, el más extensible. La amplitud del alargamiento depende directamente de la fuerza de tracción aplicada a la unidad miotendinosa.
Dependiendo de la intensidad de esta fuerza externa de tracción, los últimos instantes de fase de alargamiento pueden implicar también a los extremos tendinosos. Para que esto ocurra, primero se deben de agotar las reservas de alargamiento del componente contráctil y de sus capas conjuntivas.
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